Raza de los Semiorcos

Semiorcos: En las fronteras salvajes, las tribus bárbaras de humanos y orcos conviven en un clima de equilibrio inestable, enfrentándose en tiempo de guerra y comerciando en tiempos de paz. Los semiorcos nacidos en tales regiones pueden vivir tanto con sus padres orcos como con los humanos, pero ello no les impide conocer ambas culturas. Por una razón u otra, algunos abandonan su hogar y viajan hasta tierras civilizadas, llevando consigo la tenacidad, el coraje y el potencial para el combate aprendido en las tierras agrestes.

•Personalidad: Tienen mal genio, son ariscos y prefieren actuar antes que reflexionar y luchar antes que discutir. Los que tienen éxito en sus viajes son los que saben comportarse lo suficiente para vivir en tierras civilizadas y no los que se comportan alocadamente. Les gustan los placeres sencillos, como comer, beber, decir fanfarronadas, cantar, luchar, tocar el tambor y bailar salvajemente, en cambio las diversiones refinadas como poesía y demás escapan de su comprensión. Tener a un semiorco en el tipo de fiesta adecuada puede ser una ventaja, llevarlo al baile de una duquesa puede ser todo un desastre.

•Descripción física: Miden de 1.82 hasta 2.13 metros y pesan entre 90 y 114 kg. Su piel grisácea, frente inclinada, mandíbula y dientes prominentes y su áspero vello corporal hacen imposible de confundir su linaje. A los orcos les gustan la cicatrices, las consideran dignas de orgullo por ser heridas de batalla y creen que las cicatrices decorativas son hermosas. Todo semiorco que haya vivido entre orcos o cerca de ellos tendrán cicatrices, ya sean señales de deshonra que indiquen quien era su antiguo dueño o marcas de orgullo que pongan de manifiesto sus conquistas o su elevada posición. Depende de lo que sientan por sus cicatrices los orcos viviendo entre humanos las mostraran con orgullo o las ocultaran por completo. Alcanzan la madurez a los 14 años, pero pocos logran pasar de los 75 años.

•Relaciones: Como los orcos son enemigos jurados de los enanos y elfos, los semiorcos pueden llegar a pasarla mal con los miembros de esas dos razas. El hecho es que los orcos tampoco mantienen muy buenas relaciones con humanos, medianos o gnomos. Sin embargo, todos los semiorcos suelen encontrar una forma de ganarse la aceptación de quienes odian o temen a sus monstruosos primos. Algunos son reservados e intentan no llamar la atención. Otra pequeña parte muestra públicamente toda la piedad o bondad de sus corazones que les son posibles (expresiones genuinas o no) y aún hay otros que se muestran tan duros en su comportamiento que a los demás no les queda más remedio que aceptarlos.